putrefactas
aromatizan el cuarto.
Asomas la cabeza por la ventana
para arrojar un suspiro.
Pero te asombra encontrarte
en la vereda
siendo asesinado por la apatía.
Abril Albarrán
24/Abr/08
(Publicado en Cada Chango a su Mecate
Antología del taller de Hugo Hiriart)
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